Toma un bol pequeño y añade el cacao en polvo, el almidón de trigo y el azúcar. Mezcla todo bien.

Mezcla la leche entera y la nata en una jarra medidora. Retira unos 50 ml (o 6 cucharadas) y añádelos a la mezcla de cacao en polvo, removiendo hasta que no queden grumos.

Coloca un bol de servir o varios cuencos pequeños, donde irá el pudín más tarde, en el refrigerador para que estén bien fríos.

Vierte el resto de la mezcla de leche y nata en una olla y caliéntala a fuego medio hasta que empiece a hervir muy suavemente.

Una vez que la leche esté caliente, incorpora bien la mezcla de cacao en polvo y almidón preparada. Sigue removiendo constantemente para que no se pegue ni se formen grumos.

Deja que el pudín hierva a fuego lento, removiendo constantemente, durante al menos un minuto, o hasta que haya alcanzado una consistencia agradable y espesa y no se espese más.

Retira la olla del fuego e incorpora inmediatamente las chispas de chocolate. Asegúrate de no remover demasiado tiempo para que las chispas no se derritan por completo, sino que queden pequeños trozos de chocolate.

Vierte el pudín terminado inmediatamente en los cuencos fríos preparados.

Deja que el pudín se enfríe completamente y luego refrigéralo durante al menos 8 horas, o preferiblemente toda la noche. Así podrá cuajar bien y desarrollar todo su sabor.

¡Al día siguiente podrás disfrutar de tu delicioso pudín cremoso de chocolate! ¡Buen provecho!