Precalienta tu horno a 180°C (350°F) con el ventilador encendido.
Cubre una bandeja para hornear con papel de horno.
Corta la cebolla en dados. Cuanto más pequeños sean los trozos, más uniformemente se distribuirá el sabor por las albóndigas.
Lava y pica finamente el perejil fresco. Necesitarás aproximadamente media manojo, lo que le dará un toque verde vibrante y un aroma fresco.