Tritura 200 gramos de galletas de mantequilla en trozos pequeños (una batidora funciona bien, pero no las proceses demasiado para que conserven la textura).
Derrite 125 gramos de mantequilla en una sartén pequeña a fuego lento.
Combina la mantequilla derretida con las galletas trituradas y presiona la mezcla firmemente en el fondo de tu molde para tarta o fuente de servir.