Corta por la mitad 400 g de tomates cherry.
Calienta 1 cucharada de aceite de oliva en una sartén.
Añade los tomates y sofríelos a fuego fuerte.
Añade 1 cucharadita de azúcar y deja que los tomates se caramelicen.
Después de unos 3 minutos, desglasa con 100 ml de vinagre de vino blanco y sazona con un poco de sal y pimienta.
Deja que la mezcla se cocine a fuego lento durante mucho tiempo, aplastando ligeramente los tomates de vez en cuando.