Pon 330 g de harina, 225 ml de agua, 6 cucharadas de aceite de oliva y 2 pizcas de sal en un cuenco.
Primero, mézclalo con las varillas de una batidora de mano y, a continuación, amásalo con las manos hasta obtener una masa homogénea.
Divide la masa por la mitad, extiéndela sobre una superficie de trabajo enharinada y colócala en una bandeja de horno cubierta con papel de hornear.