Pon los copos de avena en una batidora y muélelos groseramente.

Añade el resto de los ingredientes para las albóndigas (excepto el aceite) y procésalo todo hasta obtener una masa. No debe quedar un puré, la consistencia debe ser picada gruesa.

Prepara una bandeja de horno con papel de hornear.

Forma bolitas con la masa usando las manos húmedas y colócalas en la bandeja de horno.

Pinta las bolitas con aceite.

Hornéalas a 180 °C (calor arriba y abajo) durante unos 30 minutos en el horno.

Calienta aceite en una sartén.

Sofríe las cebollas hasta que estén transparentes.

Desglasa con caldo y vino blanco y deja cocer la salsa a fuego lento durante 5 minutos.

Añade la nata, la mostaza, la sal y la pimienta y deja que la salsa espese.

Si la salsa sigue demasiado líquida después de 10 minutos, mezcla 1 cucharadita de maicena en 3 cucharadas de agua fría y añádelo a la salsa.

Saca las albóndigas terminadas del horno y ponlas en la salsa.

Deja que todo hierva a fuego lento brevemente y luego sírvelo.